Trabajo y Recuperación

por Alejandro Rodríguez
viernes 13 de noviembre de 2020

Durante nuestros años de consumo toda nuestra vida termina girando en torno al tóxico: familia, pareja, vida social, ocio, sexualidad...

Recuperarse implica afrontar estos asuntos y "renovarlos" para afrontarlos de una manera "nueva", terapéutica, en sobriedad.

Uno de los principales por su importancia en nuestra vida es el trabajo. En activo, el trabajo nos permitía financiar el consumo, justificarlo con un estrés desmedido, una presión intensa o agotamiento. El trabajo también era la excusa para vivir desordenadamente y descuidar descanso, familia, alimentación y hábitos saludables. Es fácil entender que, como otros aspectos de nuestra vida, el trabajo termina asociándose y coordinándose con la adicción hasta convertirse en un auténtico cómplice.

Desde aquí podemos deducir que es necesario cambiar la manera de relacionarnos con el trabajo. Puede que ahora abstinentes sigamos utilizándolo para elevar nuestra baja autoestima, tapar y no atender otros asuntos personales que requieren de nuestra atención y trabajo o servir de coartada para no cuidarnos y revisar nuestros hábitos. También puede que sigamos teniendo una "extraña" relación con el dinero que nos aporta (aunque el tema del dinero pertenece a otro artículo).

Vivir el trabajo (ahora en recuperación) en piloto automático, con desgana, desmotivación y dejadez, es decir, como antes, puede suponer una situación de riesgo y llevarnos de vuelta a actitudes y sensaciones del pasado.

Sentirnos agradecidos por tener un trabajo (y más en estos tiempos que corren), afrontarlo responsablemente y hacer de él una herramienta (de primer orden) de nuestra recuperación es una opción que no debemos dejar pasar. Trabajando nos relacionamos con compañeros, clientes, proveedores... personas con las que compartir nuestro día y transmitir nuestros (nuevos) valores de honestidad, honradez, humildad, amabilidad, compañerismo, justicia... El trabajo es el lugar donde demostramos al mundo (y sobretodo a nosotros mismos) que somos otr@s, que hemos cambiado. El trabajo es un buen sitio para hacer del mundo un lugar mejor y aportar nuestro granito de arena a una sociedad más justa y solidaria. El trabajo es un lugar excelente desde el que predicar con el ejemplo ante nuestros hijos y demás familia.

Cambiar nuestras creencias acerca del trabajo es de una gran ayuda en recuperación.

Una breve historia del siglo XVI puede ilustrar mejor el mensaje este artículo:

Un caminante se acercó a un hombre que trabajaba duramente con un cincel en un bloque de granito y le preguntó a qué se dedicaba.

- Soy un esclavo del clero que se parte la espalda por un salario miserable - masculló enrabietado entre dientes.

El viajero se acercó entonces a otro obrero y repitió su consulta.

- Trabajo en esta obra para ganarme el jornal que alimente a los míos - contestó el segundo artesano.

Por último, el curioso visitante preguntó a un tercer hombre cuál era su labor a lo que este contestó con una sonrisa serena:

- Estoy construyendo una catedral.

 

 

El contenido de este blog no pretende sustituir el consejo médico profesional

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